Y si te digo que... {Demetria}

Se encuentra otro día más en el hotel, empieza a ponerse ansioso. Mira por la ventana para tomar un poco de aire, necesita sentirse libre, pero es en vano. Un buen grupo de muchachas están a las afueras del establecimiento, posiblemente esperando a alguna persona importante. No es que se sienta inferior a las otras estrellas que deben encontrase en el hotel, pero no es tan conocido como ellas, tal vez. Solo ha hecho unas cuentas películas y series, así que está seguro de que esas jovencitas locas no vienen a por él. Se encoge de hombros, necesita salir, aunque no sabe a donde. ¿Por qué demonios tenía que firmar el contrato sabiendo que decía: Los días entre semana no se puede salir.? Se ha pasado de tonto, y ahora debe aguantarse.

Sin muchas ganas toma su pequeña notebook, rescostandose en la cama boca abajo, algo de bueno tiene que encontrar en la red. Teclea unas cuantas palabras, abre el msn, luego el facebook, nada nuevo para su desgracia. ¿Una película? Quizás la que se ha estrenado hace unas semanas: Actividad Paranormal. A ver si esa de terror le hace la noche más interesante, aunque en el fondo no lo cree. Un vaso de Vodka, vino, wisky o cerveza sería lo mejor que podría encontrar esa noche.

Con calma, su estilo no es estar quejandose por todos lados. Una de las más resaltantes cualidades de Hayden es que siempre le busca el lado positivo a las cosas. Bien, tampoco tiene el espíritu de una porrista de secundaria, sin embargo, intenta llevar su vida lo más agradable posible, aunque a veces sea muy dificil aquello. Sin pensarlo dos veces se va hacia la pequeña refri que tiene en su habitación del hotel, antes de poner la película, al menos guardó algo de cerveza dentro de ella. La saca, la abre y le da un gran sorbo profundo, y suspira segundos después. Nada que una buena cerveza helada no calme. Alcoholico… quizás, aun así es feliz en ese momento.

Vuelve a su cama, con la cerveza en la mano y un par de cigarrillos. Piensa que le haría bien un poco de compañía, pero no sabe a quien llamar. ¿Qué persona en su sano juicio prefiere estar metida en una habitación de hotel y no festejando por ahí? Mucho menos las personas que viven en esa cuidad, todas son muy fiesteras e independientes. Maldice para sus adentros, para luego darle ‘play’ a la película y empezar a verla.

Miedo no es lo que siente, le está aburriendo y mucho. Un sonido hace que pegue un salto sobre la cama, sí, se estaba concentrando mucho. Esa voz… esa voz se es familiar, muy familiar y la ironía en sus palabras más aún. Se pone de pie rápidamente y va a abrir la puerta. – Oh… Katty Perry, estás aquí. – Dice suspirando mientras abre la puerta, molestándo a la personita detrás de esta. La tomá de un brazo y la hace entrar rápidamente, para evitar así problemas, aunque está muy cubierta la joven. – ¿Qué demonios haces aquí? – Pregunta un poco confundido, cerrando la puerta.

Toda su vida está en orden. Su familia enterada de sus planes le desea lo mejor, sus amigos lo mismo y bueno, pareja, no, no tiene y tampoco busca. No necesita de escandalos para hacerse conocido y mucho menos para tener publicidad barata, es lo que menos quiere. Por tanto, no debe exponerse ante los medios y mucho menos con Demi. Por fin entiende el por qué del griterío afuera, piensa que tal vez los niños que andan con ella están hospedados en el mismo hotel que él, que inoportunos. Esos hermanos con pantalones sumamente acostados no son santos de su devoción y hasta ahora no entiende como una chica como Demi puedo haber estado con uno de ellos sin pasar por berrinches de estrellitas de rock. En fin, a cada quien son su vida según Hayden.

Escucha su comentario y no puede evitar soltar una risotada. – Sí, claro, claro. – ¿Lady Gaga? Solo a ella puede interesarle una cantate así. Hayden está alejado de toda esa música comercial, prefiere la de la buena. Al cerrar la puerta ella se tira sobre él, haciendole tambalear un poco, pero la coge y la carga en peso. Está flaca, sin embargo, pesa como si fueran dos Demis. Se baja sin esperar mucho tiempo, la joven se siente cómoda en la habitación del rubio, tanto que se dirige defrente hacia el refri y saca una cerveza. – Disculpa, ¿Tienes edad para beber? – Pregunta el joven arqueando una ceja. Sabe mejor que nadie que ella no respeta mucho las reglas. Ella se avienta a la cama como si fuera suya, en total confianza. Omite su comentario acerca de que le gusta la habitación, ¿A quién no? Es cómoda y amplia, con muchas cosas interesantes.

Suspira negando con la cabeza, la chica es incorregible, pero la adora. Se acerca para luego sentarse en la cama, a su lado y se recuesta con ella. La morena prende la TV y nota el video que se está reproduciendo. Luego, hace un comentario bastante típico, a lo cual Hayden no puede dejar de responder. – Exacto, tan falso como el tinte de cabello que llevas encima, Merlina Adams. – Dice soltando una pequeña risa burlona, tirando levemente de un mechón de sus cabellos. Sí, ambos se la pasaban molestándose casi todas las veces que se encontraban, más no era incomodo, todo lo contrario, al final la pasaban mejor. – Por cierto, ¿qué te trae por aquí? Y no me digas que los pies eh. – Le advierte a sabiendas de su libreto de ocurrencias tan rebuscadas.

El rubio la mira al escuchar su comentario aguantando la risa y niega con la cabeza. Sabe más o menos como contesta la pelinegra que tiene al lado. ¿Halagado? En el fondo se siente así, no muchas chicas salen de sus casas a altas horas de la noche, toman un taxi y se diriguen a un hotel que está infestado de jovenes adolescentes y mucho menos si esa chica es una estrella conocida a nivel mundial. – Va, no sabes lo halagado que me siento... – Dice suspirando a nivel sarcástico, a la vez sincero. La quiere molestar, como siempre. En eso se basa su relación, muchas veces no se soportan el uno al otro y terminan peleando como perros y gatos. En momentos como esos, Hayden se siente de nuevo un niño de quince años. Bah, no es que fuera un viejo decrépito, más en ocaciones debe mantener la compostura para que la prensa y la gente lo tomen en serio.

Ella se recuesta sobre su hombro, a lo que el joven reacciona automáticamente acariciando sus largos cabellos. La señorita se veía tan hermosa callada, sin decir una sola palabra. Todo cambia cuando habla, él escucha y sonríe notoriamente, sin embargo, ella no lo nota pues está con la mirada sobre el televisor. Sus frases entrecortadas son características, Hayden es una de las pocas personas que las entiende y a veces no es fácil. ‘Esto y lo otro’ o sea, salidas, películas, fiestas, comida, sobre todo comida. Lo que gusta más de la compañía de Demi es que no se aburre, están en constante palabrerío o simplemente cuando se quedan callados es mejor, los silencios incomodos no existen.

Hasta ahí todo bien, bromas y juegos, no más. Su siguiente pregunta lo deja con los ojos abiertos como platos. Siente un frío o mejor dicho, un escalofrío recorrer su espalda. ¿Novia? ¿Ha insinuado algo de una pareja? – Tan bien como tú novio. – Contesta riéndo por lo bajo, tapando el nerviosismo. Es que ese tema es delicado, Demi sabe muy bien que el rubio jamás se ha enamorado y tampoco tiene planeado hacerlo. Sí, ha tenido relaciones que se podrían llamar serias, pero nada importante. Está totalmente descartado amarrarse a una chica. Se gira hacia la mesita de noche, donde están los cigarros y el encendedor. Prende uno y le da una pitada profunda. Una simple insinuasión hace que se sienta asfixiado y ella lo sabe mejor que nadie. – A ver, a ver. Cuentame mejor cómo van las cosas con ese chico de los pantalones ajustados…. ¿Joe? Algo así, creo. – Touché, ambos pueden jugar el mismo juego. Hayden vuelve a su posición inicial, dando otra pitada al cigarro y expulsando el humo cerca al rostro de ella.

Hayden esta seguro de que ha tocado un tema sensible para Demi, cosa que lamenta mucho por dentro. Aunque así haya dejado callada por unos momentos a la joven. Sabe que las cosas entre ella y el tipo con el que estaba no terminaron de la mejor manera y ahora él tiene otra novia. Lo que no entiende el rubio es cómo Demi puede trabajar con su ex y hasta irse de gira sin sentirse incómoda… tampoco se lo preguntará, no es tan cruel como se cree. Esa no era exactamente una experiencia normal de adolescente. Mayormente, cuando una pareja terminaba, se alejaban y listo, nadie opinaba, nadie molestaba. En su caso, Demetria está expuesta a todo tipo de habladurías, mentiras y escandalos. Lo peor es que así será por un buen tiempo, trabajar para la empresa Disney no es fácil. Hace mucho, Hayden, tuvo una gran propuesta pero no, él no está para esas cosas.

Le da otra calada al cigarrillo, para luego expulsar el humo por la nariz. La mira de reojo, ella se acomoda mejor en la cama, sentada derecha. Sabe de ante mano que la joven morena no soporta el humo cerca, así que no pregunta ni dice nada. Son tan diferente y tan iguales. Aún no logra comprender como dos personas así se llevan tan bien. Ella es menor, divertida, hiperactiva, carismática, loca, maniática, a veces controladora y hasta lo asusta, pero la estima. Sin mencionar también que le parece muy atractiva. Sí, es guapa y le encanta su sonrisa. Es una de las chicas con la que menos ha tenido contacto físico, por más patético que suene. Hayden es un conquistador nato y sigue sin entender por qué no muestra ninguna treta delante de Demi para hacerla caer, eso le gusta. Hablan de igual agual, aunque haya tenido diferentes experiencias y vivencias, se entienden con el sarcásmo y la ironía.

Luego de escuchar la respuesta apaga el cigarro sobre el cenicero. No acostumbra hacer lo que hará, pero siempre hay una primera vez para todo. Ella se queda parada mirando por la ventana, él no lo duda más y se pone de pie. – Supongo que sí y eso a ti no te tiene muy bien, ¿no? – Pregunta estúpida, no le gusta meterse en la vida de los demás, pero esta vez es importante. La abraza por atras, rodeandole la cintura con los brazos, intentando de que ella no malinterprete las cosas. Bien, Hayden, salió tu lado patético. Dice para sus adentros, más no la suelta.